El 16 de diciembre de 1999 ocurrió la tragedia del estado Vargas, producto de un fenómeno natural que dejo luto y sufrimiento a la región litoralense, pero paradógicamente este terrible acontecimiento no es su gran desgracia.
El estado Vargas tiene asentado en su territorio al principal puerto y aeropuerto del país por su estrategica ubicación geografica, que lo conviete en la puerta de entrada a Venezuela y América del Sur, además posee una gran diversidad de ambientes naturales que van desde las paradisiacas playas tropicales hasta grandes zonas montañosas. Con esta información sería lógico pensar que el litoral guaireño, tiene un importante nivel de desarrollo en su infraestructura turística y en su consolidación urbana, pero lamentablemente la historia es otra.
El estado Vargas posee un impresionante cordón marginal que se extiende a lo largo de su territorio con la excepción de ciertas zonas reservadas a edificaciones para condominios de playa y clubes privados. Esta grave situación es el producto de la implementación políticas egoístas y perversas que guiaron el accionar de los gobernantes capitalinos de turno y que dieron como resultado la creación de una región donde sus habitantes tuvieron como única opción habitacional el poblar los cerros varguenses, produciendo la gran marginalidad que campea en esta región venezolana.
La angustía y desesperanza que sufren los habitantes del estado Vargas que siguen viviendo en zonas de alto riesgo y la falta de soluciones habitacionales, se traducen en una gran amargura y frustración que convierte a esta nerviosa forma de vida en una verdadera tragedia, pues el recuerdo del deslave de 1999 y la posibilidad de que un evento de esta naturaleza vuelva a ocurrir es su verdadera tragedia.
Fotografìas de la tragedia de Vargas de David Rodrìgues
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